DE QUÉ SE TRATA TODO ESTO

Adiós Tamagochi, brinda productos y servicios fúnebres para mascotas virtuales, mejor conocidas como Tamagochis.

Es sólo una forma de despedir como se merece a una mascota a la que alguna vez le diste importancia, y de reírte de vos mismo y de tu pasado.

AQUELLA AMADA MASCOTA

Quienes tuvimos un Tamagochi sentimos bien cerca nuestra primera experiencia como padres. Su vida dependió de nosotros, de nuestra responsabilidad y nuestro amor. Lo cuidamos, lo vimos crecer, lo tapamos las noches frías , en fin, nos involucramos hasta tal punto que muchos lloramos cuando se nos fue. (Si, lloraste, no te hagás el que no te acordás!). Incluso en otras culturas, la muerte de tamagochis fue motivo de suicidio para sus amos.

Ahora ya crecidos, miramos atrás y sentimos vergüenza. “¿Cómo pude estar pendiente de ese bichito?, Lo acariciaba, qué imbécil!, Estuve meses buscándole una novia!

Pero detengámonos a pensar un segundo en lo que sufrimos con su muerte, en cuánto lo quisimos… ¿Acaso merece estar en un cajón entre forros y ballenitas? ¿Es justo que sus restos descansen en la vidriera de una casa de juguetes vintage de la Bond Street?

Démose a los alguna vez queridos Tamagochis una muerte digna, una despedida justa. Enterrémoslo, cremémoslo, sólo así podremos hacer que descanse en paz, y nosotros estaremos más tranquilos borrando una etapa negra de nuestro pasado y riéndonos de los bobos que fuimos.

Bajá Acá tus llantos en mp3:
Llanto Andrea del Boca en Celeste.

Bajá Acá tus llantos en mp3:
Llanto Will Ferrel en Rompebodas.

Bajá Acá tus llantos en mp3:
Llanto Quico de El Chavo.

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MI MÁS SINIESTRO PÉSAME

Esta es la oración que se debe rezar a un Tamagochi que caga fuego.

“Pésame, Tamagochi mío,

me arrepiento de todo corazón de haberme distraído.

Pésame por el Game Boy que recibí

y la poca bola que te dí.

Pero mucho más me pesa que en mis llaves te colgué

y contra el suelo te estampé.

Antes querría haber muerto que haberos descuidado,

es que al irme a la escuela,

te olvidé junto a la pelela.

Me propongo firmemente no recordarte más,

Enterrando tus restos en el baldío de acá atrás.

Amén.”

MUERTOS CÉLEBRES 1

El Tamagochi Mártir

Sung Tsen Oukowi, mejor conocido como Sung "el tamagochi del pueblo", creó un cortocircuito intencional en sus funciones vitales afín de lograr chispas para incendiar una fábrica de juguetes que explotaba cientos niños en el sudeste asiático.

En el incendio murieron 7 niños y otros tantos sufrieron quemaduras graves que los acompañarán por el resto de sus vidas. Sin embargo, los otros 834 niños explotados fueron liberados de la opresión de sus jefes. Muchos volvieron a su hogar, a correr libres y desnudos por la pradera para no recibir las golpizas de sus padres, otros valientes se adentraron en la jungla para encontrarse consigo mismos enlistándose en la guerrilla. Gracias al tamagochi del pueblo esos niños se despidieron para siempre de la sórdida fábica.

El cruel dueño de la fábrica abrió una nueva fábrica de juguetes, en la que se manufacturan copias de Sung Tsen Oukowi, el tamagochi del pueblo, que se vendían como pan caliente. Contrató más de 2000 niños, cuatriplicó sus ingresos y se retiró jóven y rico.

MUERTOS CÉLEBRES 2

Las mellizas 1 a 1

Salomé y Yoneh. Traídas juntas de Miami, se hicieron famosas por nada en particular. Simplemente por ser las mascotas de Zulemeita Menem. Tuvieron una vida muy mediática y desde su llegada al país fueron asediadas por la prensa y los paparazzis. Vivieron siempre al límite de los excesos, tuvieron sus momentos en la cresta de la ola, siendo invitadas a las ostentosas fiestas de celebridades y varios RRPP faranduleros durante fines de los noventas.

No se sabe mucho acerca de su fallecimiento, una pareja adolescente encontró sus cuerpos sin vida en unos matorrales en Florencio Varela. Se presume que “sabían demasiado”.

MUERTOS CÉLEBRES 3

Peligro, su segundo nombre

Sir Elliot Whithmore, fue adquirido por el M16 (Servicio Secreto Británico) a fin de acompañar a un agente de inteligencia en una misión para develar un supuesto complot entre senadores y empresarios para asesinar a su Majestad la Reina de Inglaterra.

Fue equipado con localizador gps, micrófonos, rayo láser, intercomunicadores y otras maravillas tecnológicas. Actuó de encubierto, disfrazado de reloj (como se ve en la foto). La misión fue satisfactoria, y los conspiradores fueron juzgados y encarcelados. La participación de Whithmore fue trascendental en la misión, hasta tal punto que le valió el título de Sir, y varias medallas de honor.

Falleció, en Chechenia, cuando el agente que debía alimentarlo se quedó a pasar la noche en un hotel cinco estrellas con la despampanante esposa de un líder terrorista enemigo, dejándolo olvidado en la guantera de su Aston Martin.

ESPIRITISMO

Aún están entre nosotros (The New York Times Aug. 23, 2003)

El Reverendo Nakamura, es espiritista de Tamagochis por vocación y tintorero por oficio. Sostiene que hay espíritus de tamagochis entre nosotros. La tendencia en estos espíritus que alguna vez fueron adorables mascotas es pasar facturas y atosigar a quienes fueron sus dueños.

Hubo una chica de Villa Crespo que recibía mensajes en su celular, que decían cosas como “Me mataste de hambre puta desorejada”. Cuando la chica llamaba al celular del que llegaban los sms, sólo oía un ruidito idéntico a la alarma de los tamagochis. Luego creyendo que se trataba de una broma de mal gusto, llamó a las compañias telefónicas para que le dieran el nombre del titular de esa línea, pero esa línea no estaba registrada en ninguna compañía. Misterioso, ¿no?

Otro caso es el de Gustavo, quien tuvo que cambiar su computadora, porque creía que el espíritu de su difunto Tamagochi descansaba en el cpu. Se le abría el Messenger, y le llagaban mensajes como “Todavía tengo el pañal cagado, miserable”. “Fui yo el que te incendió el escalecrtic.” En una ocasión él vió en la ventana del messenger, una fotito de un tamagochi idéntico al que él tenía, medio translúcido. También encontró gotas de cristal líquido junto a su despertador, casualmente, él siempre dejaba a Aníbal (así se llamaba su ciber mascota) al lado del despertador.